El escritor elabora personajes de ficción dotándoles de personalidad y una apariencia física; traza unas metas y luego lo lanza al peligro de la vida, colocando obstáculos en su camino o creando conflictos que tiene que enfrentar.

Para conectar con el lector, estos personajes deben ser creíbles, lo más reales posible. Además, han de progresar a lo largo del relato.
REVELAR DATOS POCO A POCO. Planifica qué aspectos de la personalidad son relevantes y cuál será su aspecto físico. Esta información no es necesaria mostrarla desde el primer capítulo, sino que la podemos «dosificar» mientras avanzamos en la trama, según nuestras necesidades.
Te pongo un ejemplo: tienes una cualidad que no has mencionado anteriormente, digamos la glotonería. Entonces puedes aprovechar una escena donde tus personajes almuerzan y uno de ellos advierte esa característica. Estimas que es el momento adecuado para descubrirlo al lector.
LA HISTORIA PERSONAL. Todos tenemos un pasado, y a veces determina las acciones del presente. Hemos de intentar darle ese pasado al personaje, para que no dé la sensación de que acaba de llegar a nuestro planeta.
MOTIVACIONES y OBJETIVOS. El personaje literario tiene una serie de objetivos en su vida y motivaciones que le obligan u obligarán a realizar una serie de acciones (con sus consecuencias).
ATENCIÓN AL PUNTO DE VISTA del NARRADOR. El personaje puede hablar por sí mismo («yo», «a mí»), o bien existe un narrador (objetivo, subjetivo…) que va mostrando las cualidades, aspecto, anhelos, acciones, etcétera del personaje.
Es interesante experimentar qué sensaciones nos transmite el protagonista si se presenta a sí mismo, o bien, si son otras personas las que relatan cómo es y qué hace. Incluso alternar (por ejemplo, si queremos jugar con la percepción de otras personas o las propias de nuestro personaje)
EL CONFLICTO (LOS PROBLEMAS)
El conflicto es un recurso literario que enfrenta fuerzas opuestas, la mayoría de las veces relacionadas con el personaje principal. Hay diferentes tipos de conflictos que afectarán a las decisiones de tus personajes. Por ejemplo, si tienes personajes fuertes, pon a prueba su determinación enfrentándolos a algo que revele sus debilidades.
Un conflicto puede ser externo: crea un tipo malo que se enfrente a un personaje bueno.
Un personaje también puede tener una lucha interna cuando tiene que actuar en contra de su moral o lidiar con creencias opuestas.
El conflicto crea tensión y se utiliza para hacer avanzar la historia al obligar a los personajes a tomar decisiones.