Mezclar narración y descripción.
Un relato alterna (no siempre) los pasajes narrativos con los descriptivos. Cuando narramos una historia, estamos contando los hechos y ello implica las acciones. Lo siguiente es un simple ejemplo:
«Entré al cine, me detuve a comprar un refresco antes de comenzar la película» (pasaje narrativo).
La descripción envuelve el mundo donde transcurren los hechos:
«Entré al cine abarrotado. Espectadores, confusión y una larga cola de espera para comprar un refresco antes de comenzar la película.
Mediante la narración contamos qué pasó. Para ello usamos verbos. En la descripción explicamos cómo es y utilizamos los sustantivos, los adjetivos y los adverbios.
En una novela bien elaborada la descripción no es independiente, sino que está al servicio de la narración; la amplía y la enriquece.
Ejemplo de descripción:
«Las calles que daban a la plaza, tortuosas, tenebrosas, con una iluminación moribunda, parecían deshabitadas. Y en el silencio la campana de la catedral tocaba lentamente a ánimas.» (El crimen del padre Amaro – Eça de Queiroz)
Ejemplo de descripción y narración:
«La lamparilla agonizaba en la cabecera de la cama; y la pobre vieja, con una lúgubre cofia de punto negro que volvía más lívida su carita arrugada como una manzana reineta, abultando casi imperceptiblemente bajo la ropa de cama, fijaba en todos, con temor, sus ojillos cóncavos y llorosos.» (El crimen del padre Amaro – Eça de Queiroz)