Cuando comenzó el nuevo curso escolar de 1979, Sebastián y el resto de los muchachos charlaban sentados en la balaustrada de la avenida del pueblo, uno de los rincones habituales de reunión. El nuevo párroco se acerca al grupo y les propone participar como monaguillos en las celebraciones religiosas. La idea les entusiasma y los jóvenes comienzan una nueva etapa llena de aventuras que, como siempre, algunas no acaban bien.
Carmelo hará un descubrimiento fascinante sobre su historia familiar. Rosa creará una impresionante obra teatral.
En este segundo libro, los muchachos de la calle Malaya se involucran más en la vida social del pueblo. La música comenzará a hacer mella en sus vidas. Ampliarán horizontes con la llegada de un nuevo personaje al pueblo…